EL TOPOGRAPHO

La construcción del Túnel Emisor Oriente (TEO) se lleva a cabo con el uso de la más alta tecnología, a fin de alcanzar el mayor nivel de eficiencia, calidad y seguridad en los 6 diferentes frentes de trabajo, subrayó el Director General de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), José Luis Luege Tamargo.


Resaltó que esta es la obra de desagüe más importante que se construye a nivel mundial y está a cargo de empresas y especialistas mexicanos, lo que mantiene a la ingeniería del país a la vanguardia en este rubro.
En ese sentido, el funcionario federal destacó que para su perforación se adquirieron 6 escudos excavadores, 3 de tecnología alemana y el resto norteamericanos, con capacidad y dimensiones similares, los cuales cuentan con discos cortadores de acuerdo al tipo de suelo.
Los escudos tienen una longitud de 95 metros, un diámetro del disco cortador de 8.7 metros y un peso de 108 toneladas, que acoplado al equipo motriz tiene un peso de 600 toneladas.

Luege Tamargo indicó que el primer equipo llegó al país en marzo de este año, el segundo arribó al puerto de Veracruz el 30 de mayo pasado, y las cuatro máquinas restantes se incorporarán en los próximos meses para que estén operando simultáneamente en marzo de 2010.

Resaltó que el propósito fundamental de establecer 6 frentes de trabajo simultáneos, además de permitir un mayor avance en la construcción, obedece a razones técnicas, en razón de los diferentes tipos de suelos existentes a los largo de la ruta de 62 kilómetros que recorrerá el TEO, desde su inicio en la Lumbrera 2 del Túnel Interceptor Río de los Remedios, en los límites del Distrito Federal y el Estado de México, hasta su salida en el río El Salto, estado de Hidalgo.

“Se considera una obra de alta complejidad técnica, por las diferentes profundidades que se tendrán que vencer, así como los tipos de suelos, desde arcillas blandas y limos arenosos, hasta tobas volcánicas de mayor consistencia”
Otro aspecto muy importante es que el portal de salida del TEO en el estado de Hidalgo, coincidirá con el del Túnel Emisor Central, con objeto de hacer confluir las aguas de ambos emisores en el sitio de ubicación de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales Atotonilco, que está en licitación, y tendrá capacidad de 23 metros cúbicos por segundo.
El TEO contará con 24 lumbreras, seis de ellas para la entrada de equipo y material de 16 metros de diámetro, y 18 lumbreras de mantenimiento de 12 metros de diámetro. Sus profundidades varían de 25 metros en el punto de inicio del túnel hasta 150 metros en la lumbrera 20, ubicada en la Sierra de Guadalupe.
Cabe destacar que el túnel tendrá un desnivel total de 102 metros, equivalentes a una pendiente de 1.6 metros por kilómetro.
José Luis Luege Tamargo destacó que el proyecto del TEO requirió también la construcción de 3 plantas para la fabricación de dovelas, con capacidad conjunta de 567 unidades/día, equivalentes a 81 anillos completos, que es la capacidad de las 6 máquinas tuneladoras operando conjuntamente.

Dicha obra incorporará un segundo túnel al Sistema de Drenaje Profundo de la ciudad, para duplicar la capacidad actual de desalojo de aguas residuales y de lluvia del Emisor Central, así como la revisión y mantenimiento alternados de los dos emisores.

La obra se enmarca dentro del Programa de Sustentabilidad Hídrica de la Cuenca del Valle de México, que presentó el Presidente Felipe Calderón Hinojosa en noviembre de 2007, y que contempla también la construcción de seis plantas de tratamiento de aguas residuales, la mayor de ellas en Atotonilco de Tula, Hidalgo.
Tendrá un costo de 13 mil millones de pesos y a su conclusión en septiembre de 2012, permitirá desalojar un volumen de 150 metros cúbicos por segundo, dando seguridad a una población de 20 millones de habitantes del Distrito Federal y los estados de México e Hidalgo.

Entre los beneficios económicos del proyecto destacan un importante impulso al desarrollo de la industria de la construcción y de las empresas prestadoras de servicios, además de la creación de 7 mil empleos directos y 5 mil indirectos, mientras que en lo social sus beneficios se traducirán en evitar la pérdida de vidas y del patrimonio de los habitantes de las zonas inundables, reducir el riesgo de inundaciones, así como la protección de la infraestructura urbana histórica y aeroportuaria.